El último censo internacional
El último censo internacional
arrojó al 8 de diciembre del año 2011
un resultado de 6.748 poetas vivos.
Si convenimos en que cada uno de ellos
escribió (alrededor de) diez poemas
ese año,
diremos que se han gestado
en dicho lapso:
67.480 nuevas obras.
A razón de catorce versos
cada una…
(promediando en más o menos)
La cuenta necesita procesadora
mas, no es difícil:
Se echaron a rodar
944.720 versos.
Considerando que cada verso,
libre o medido,
tiene una constante
eneasilábica (no digo endecasilábica
porque pongo a cocer
juntos a alejandrinos
dáctilos, troqueos
continúo con la abstracción…
Considerando que cada verso,
libre o medido,
tiene una constante
eneasilábica
se han utilizado,
multiplicando el total por nueve,
para que se me entienda,
la friolera de 8.502.480 sílabas
que la lírica gastó
para socorro del amor,
del odio,
de la herida rencorosa,
de la guerra y la paz,
de las tiernas madrecitas,
de la muerte inexorable,
y un puñado de temas
-incluyendo la luna y el rock and roll-
que sobran los dedos de las manos
para enumerar.
O sea,
si tenemos 8.502.480 sílabas
asignando a razón de dos letras
por cada fonema
serán emergentes del cómputo:
17.004.960 letras.
La raíz de esa exorbitante cifra
es 4.123,707 y… período indefinido
por cuanto multiplicando
este valor
por sí mismo
nos estáde faltando 1
-uno que no somos nosotros-
para alcanzar la auténtica perfección
aritmética
en su ritmo, aroma, forma y astucia.
Para el caso es aceptable
el redondeo.
No parece esconder una trampa
la omisión de algún dígito
en cuarto lugar de la escala
después de la coma.
Aunque siempre que hay un retaceo,
se escatima la verdad,
se manosea el verbo mayúsculo,
se ofende a las Musas
que se empeñan,
ardorosamente,
en amamantar ideales
de Amor y Belleza;
Superación,
Justicia y Libertad.
Lo básico para la supervivencia,
podríamos aventurar.
Entonces,
obtuvimos que 4.123,707
al cuadrado
son casi 17.004.960
de letras nuevas
que fueron dadas a la luz
en poesía.
Mejor dicho,
calculando que la estimación
ha sido pertinente
y no hemos errado demasiado,
en cuanto a la febril actividad
de los maestros de la pluma.
Ajam.
¿Qué más tenemos por aquí?:
que 17.004.960
sin adición, sino que divididos
por 28 letras del abecedario
nos indica
que se han repetido los signos,
-estadísticamente hablando-
607.320 veces
cada letra.
a, b, c, d, e...
Vos sabés como continúa la cuestión.
Lo diremos en criollo:
Qué exageración.
Qué guasada.
Qué suplicio más ofensivo.
¿A ningún poeta se le ocurrió
inventarse un sonido nuevo?
¿Agregarle una letrita aunque más no sea
a este alfabeto enclenque,
que va perdiendo elles, ce haches y eñes
por todas partes?
Profecía augurada,
dado que el inglés ganó la batalla,
con culpa manifiesta
de los señores poco caballeros
y señoras poco damas
que resignaron escrúpulos
a tasa de cambio en paraísos fiscales
y acabaron
con el sueño
de la Liberación de los pueblos.
Aaaaaaaaaaaaaaaaaaa
Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
Cuánto dolor.
Qué gran dolor.
Mientras que ellos siguen usurpando,
desplumando,
robando
y matándose de risa
de nosotros:
Yo
(uno, una)
malverso versos
Primero:
para romper con las reglas
de presunciones simétricas
que hice al comienzo.
Segundo:
Para tirar por los suelos
mis cálculos extraños
y atajar mis peores pronósticos
de miedo.
Tercero:
Para calmar la ansiedad
de mandarlos al carajo
arrastrando a esos funcionarios por la vía pública
como presas caídas en combate
y poniéndolos a parir
en una cárcel de alta seguridad.
Cuarto:
-Last but not the least-
Para demostrar a mis futuros jefes
que soy bastante buena en matemáticas,
y que como tarde o temprano
tendré que exiliarme
de este apestoso régimen
de tiranía latinoamericana,
buscando un poco de aire fresco
-a sabiendas de que en todas partes
se cuecen habas-
me darán un empleo de contable
para asegurarle a los bancos
que sus mejores clientes:
los dictadores y demagogos,
los capos del crimen organizado,
los estafadores,
los pederastas,
las putas,
los secuestradores
y los ladrones de guante blanco,
van a estar conformes
con el servicio financiero
que se les preste.
Me pagarán un sueldo de hambre.
Es verdad.
Se resentirá mi independencia
pero seré una mileurista feliz
de no estar fregando la mugre
de los ejecutivos y emperadores
de la nobleza oligárquica
en mi país.
Lo haré directamente
en la cuna
de nuestra antiquísima civilización
rodeada de palacios, iglesias y teatros
de tradición y estirpe.
Doce horas diarias,
con derecho a vacaciones pagas,
en el cuarto compartido
del piso rentado,
durante el resto de mi vida,
y hasta con un magro aguinaldo
para gastar en las Navidades,
si los payasos de turno
no ordenan lo contrario,
agradeciendo que me amparen
como inmigrante que seré.
Tendré un empleo de escritorio.
Haré todo tipo de operaciones
comerciales,
en persona,
por teléfono,
por internet
o computadora,
al más alto interés de plaza,
con el rédito añadido, de
no tener que tocar el dinero,
que es sucio, hostil
y mancha las uñas esculpidas
con su negritud.
Total,
una es menos que uno,
solo
un período de una raíz que no entraba
en las pantallas
de la calculadora de bolsillo.
Los gerentes, chochos.
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